El uso de radiaciones ionizantes para procedimientos diagnósticos y terapéuticos en medicina es una herramienta muy efectiva pero no exenta de efectos negativos para los pacientes. Los riesgos asociados incluyen cáncer, quemaduras y otros daños. Cuanto mayor es la dosis de radiación impartida en un momento dado, mayor es el riesgo de perjuicio a largo plazo. El daño también puede ocurrir por el efecto acumulado en el tiempo. Por el contrario, el uso insuficiente de radiación puede aumentar el riesgo de un mal diagnóstico, el retraso del tratamiento o repetición de la prueba con el consiguiente aumento de exposición.
La Organización Mundial de la Salud y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) han impulsado iniciativas para la protección radiológica de pacientes en el ámbito sanitario, recogidas en la normativa nacional e internacional. Este contexto es la base para mejorar la seguridad del paciente expuesto a radiaciones ionizantes en el Sistema Sanitario Público de Andalucía, tanto en la racionalización de las pruebas (especialmente en pacientes pediátricos), optimización de los procedimientos y calidad de la imagen, mejora de la protección radiológica, incremento de la concienciación y capacitación de profesionales, mejora de la información a pacientes y fomento de su implicación, además de la garantía de la calidad y seguridad de los procesos, las instalaciones y equipamientos destinados al diagnóstico y tratamiento con radiaciones ionizantes.