La atención integral segura está basada en procesos fiables y prácticas clínicas estandarizadas y validadas, se desarrolla de una manera coordinada y continuada en los distintos escenarios asistenciales que recorre el paciente.
En este área se abordan tres aspectos para los que se establecen compromisos de mejora: las prácticas seguras, la atención a personas en situación de vulnerabilidad y los escenarios de riesgo elevado.
Las prácticas seguras tienen como objetivo la prevención y el manejo de los posibles fallos de seguridad y sus causas e incluyen orientaciones para la realización de actividades sanitarias específicas.
Las prácticas clínicas abordadas son: